¿Cómo aprendí a amar los libros?

Antes de aprender a leer, ya amaba los libros, desde que mis padres me los leían antes de irme a dormir. Con mi papá casi habíamos terminado la serie de Narnia antes de cumplir los 6 años, el último lo leí solo. Aunque ya me gustaban mucho los libros desde varios años antes, porque ellos me salvaron de la muerte espiritual cuando tenía 2 años. Mis papás cuentan la historia de cómo empecé a relacionarme con Dios desde muy pequeño, y que todo comenzó cuando compraron un libro titulado “La Oveja Perdida”. En ese momento, ese era mi libro favorito, porque me encantaba la historia de cómo un pastor amaba muchísimo a sus ovejas y conocía a todas y no le sobraba ninguna, e incluso arriesgó su vida por una sola de ellas (era la parábola de la oveja perdida), y un día mi mamá me preguntó si yo quería ser una oveja. Le respondí que sí, y oramos juntos, y, aunque aún no lo entendía muy bien, mis padres siempre me explicaron lo que no entendía. Dios utilizó los libros para acercarme a Él desde que era niño, ahora tengo casi 13 años, y aún tengo hambre de lectura.
Atte.
Matías Hagop Bedoian

*Imagen tomada de www.bibliotecaitata.com

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