Reflexión sobre la responsabilidad del pueblo evangélico en la crisis del Covid19

Por Pablo Wickham

Como el resto de la población, estamos sumidos en el natural miedo y zozobra causados por el avance aparentemente inexorable de un virus tan contagioso como cualquiera de las “plagas” históricas que azotaron Europa en el Medioevo o después, como la peste negra o la cólera, y esto, a pesar de todos los avances en las ciencias médicas y los cuidados sanitarios de los tiempos modernos.

Por nuestros televisores, radios y móviles, etc., hemos asistido y a veces todavía asistimos a escenas de auténtico pánico colectivo provocado por el miedo cerval a este enemigo invisible y silencioso que no respeta ni personas ni espacios ni fronteras, llevándonos a preguntar reiteradamente: “¿Quiénes van a ser los próximos que caerán en el contagio?”.

Es natural que la mayoría de la población acepte, con la resignación fatalista de siempre, que desastres naturales como éste han pasado muchas veces en la historia de la humanidad; forma parte de la experiencia colectiva de ella, así que “¿Qué le vamos a hacer?”, preguntan.

Pero el pueblo evangélico no puede aceptar el fatalismo de los demás. Sigue leyendo aquí.

Tomado del boletín de Andamio Editorial

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