Cosecha del curso Cómo escribir para niños – II Parte
Hoy les compartimos el segundo cuento, fruto del curso impartido por la escritora y editora Keila Ochoa Harris, que forma parte del diplomado para Escritores, organizado por Bíblica Virtual, LetraViva y MAI
Cuento No. 2
La historia del abuelo
Por Jaime Rivera Prieto
—Abuelo, cuéntamela otra vez —dijo Josué que a sus ocho años gustaba de escuchar la historia de su abuelo.
—Bueno, siéntate y esta vez escucha con paciencia —respondió sonriente.
Era una tarde calurosa cuando los padres de Josué visitaron a los abuelos. La abuela se encargó de la bebida para escuchar la historia de nuevo.
—Fue una tarde de Pascua, el jefe me mandó con el cántaro a recoger agua para su casa, y …
—¿Pesaba mucho el cántaro, abuelo? —preguntó el jovencito con mucha inquietud pues era impulsivo y siempre quería detalles.
—No interrumpas y escucha con atención— respondió el abuelo con una luz en sus ojos que mostraba emoción por el deseo del niño de escucharlo. —Ese día no me di cuenta que me seguían dos hombres al regresar a la casa. Cuando llegué, me alcanzaron y hablaron con el dueño.
—Abuelo, ¿cuándo supiste que eran Pedro y Juan?
—Eso lo supe después. Me mandaron a arreglar el aposento alto. Yo no quería hacerlo pues estaba cansado, y ya era tarde. Además, era el cuarto más grande de la casa. Cuando la cena se hacía ahí, era para muchas personas; entonces había que recoger y limpiar mucho. No dije nada, pero no quería hacerlo.
Josué tomaba su refresco, pues el calor era fuerte. Percibió el olor de la cocina donde su abuela preparaba el pescado que tanto le gustaba. Se alegró por la comida que vendría después, pero en este momento su emoción era escuchar al abuelo.
La historia era conocida por todos. Parecía como si el abuelo solo tuviera una. Eso sí, los nietos hallaban entretenido escucharla por la forma en que era contada cada vez, con movimientos de ojos y nariz en modos diversos que acompañaban el relato. Incluso, los niños del vecindario venían a oír, pues el viejo siempre se las ingenió para poner emoción al relato. Esta vez sería especial pues iba a revelar su parte en la historia que se había reservado solo para él.
—Yo nunca lo había pedido antes, pero esa noche pregunté al dueño de la casa si podía permanecer afuera del aposento alto mientras los distinguidos invitados celebraban la cena. Fue cuando el líder del grupo levantó la copa y la compartió con los demás, que me asomé para ver más adentro. Ese momento fue único, porque escuché lo que todavía no he olvidado: «Este es el nuevo pacto en mi sangre».
Con asombro en sus ojos, el abuelo hizo una pausa larga que casi llegó a desesperar a Josué. El niño no imaginaba lo que vendría, pero estaba deseoso de escucharlo. Su atención era total y el anciano afirmó su voz y con lágrimas de emoción le habló directo a su nieto mayor.
—Esas palabras quedaron en mi mente y punzaron mi corazón. A pocas semanas de eso, asistí a una predicación en que Pedro explicó todo lo ocurrido antes de esa noche. Incluso lo que ocurrió después. Pude recordarlo y cuando hubo llamado a venir al pacto, reconocí que yo lo necesitaba y fue cuando oré a Jesús. Hoy en verdad tengo felicidad porque soy una persona nueva. Limpiaría ese aposento toda la vida con total agrado.
—¿Nueva persona abuelo? —preguntó el nieto sin comprenderlo.
—Sí, y no sabes cuánto Josué, pero esa historia es más impresionante y debes averiguarla por ti mismo.
El silencio reinó por breves momentos, hasta que fue roto por una voz ajena al abuelo y nieto, voz dulce y lenta, pero segura y firme.
—Pescado listo.
Jaime Rivera Prieto es costarricense, casado desde 1996 y con 4 hijos. Bi-vocacional, es abogadod esde 2008 y pastor bautista por más de diez años. Encuéntralo en Facebook. Publicó un artículo en el boletín de Clir de octubre del 20.
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